Cada mañana se levantaba muy temprano para darle de comer. La cogía con mucho cuidado entre sus manos, sujetándola con firmeza, sin apretar demasiado pero sin dejarla caer, y la acariciaba con cariño. Después, volvía a colocarla con suavidad dentro de su caja. "¿Qué llevas ahí? ¿Por qué lo guardas...