¡Cómete un pero!

Aún recuerdo cuando mi abuela me ofrecía un tipo de manzana bastante curioso, más alargada que gruesa, y me decía: ¡cómete un pero! Estaba dulce, jugoso, riquísimo. Sin embargo, a lo largo de la vida me he encontrado con otros peros mucho más amargos y que a menudo se atragantan....

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