Las palabras adecuadas no surgen fácilmente. Resulta increíble el poder que tienen las palabras en la generación de sentimientos y creencias. Las palabras no son simples símbolos; cada una de ellas está asociada a nuestras propias experiencias, a nuestra propia forma de ver y entender todo lo que nos rodea. Por ello, cambiar algunas de las palabras que solemos utilizar y que limitan nuestra forma de enfrentarnos a la vida, nuestra forma de actuar, por otras que nos permitan reenfocar nuestro punto de vista y abrir nuevas posibilidades, podrá provocar un gran cambio en nosotros. No se trata de eliminar del vocabulario todas aquellas palabras que tengan una connotación negativa sino de ser conscientes de qué tipo de palabras estamos utilizando e intentar cambiarlas poco a poco por otras que, para cada uno de nosotros, estén asociadas a experiencias más positivas.