En ocasiones me paro a pensar en cómo pequeños acontecimientos en mi vida me han hecho tomar determinados caminos y cómo estos caminos me han llevado casi imperceptiblemente hacia unas determinadas metas.
Miro hacia atrás y pienso cómo podría haber cambiado mi vida si no hubiera tomado aquella decisión en aquel momento concreto, si no hubiera conocido a tal persona, si no hubiera corrido aquel día para alcanzar el autobús, o si no me hubiera detenido esos cinco minutos a observar el paisaje. Pequeños acontecimientos sin importancia aparente pero que me han llevado a estar donde estoy, a ser quien soy.
Cada momento de mi vida parece estar unido por una delgada línea, como aquellos puntos que de pequeña jugaba a unir de manera ordenada para dibujar una bonita figura que siempre me sorprendía.
La vida está llena de diminutos puntos, como un cielo plagado de estrellas, y de cada uno de nosotros depende el ir uniéndolos de manera ordenada para modelar el precioso dibujo de nuestra existencia.