Como una montaña rusa

Hace unos meses tuve la gran oportunidad de visitar un gran parque en el que una de las atracciones consistía en diseñar tu propia montaña rusa. Después, gracias a un simulador, experimentabas las sensaciones de tu propio viaje.
Como una montaña rusa diseñada por ti, así es la vida. Te subes a ella y, casi sin avisar, comienza la gran aventura. Hay momentos de gloria, cuando te encuentras arriba y desde allí puedes ver el horizonte, toda la inmensidad de lo que te rodea. Pero pronto cambia, y sin darte cuenta comienzas a caer hacia lo desconocido. Unos sienten terror, otros emoción, incertidumbre o alegría. Algunos, amantes del riesgo, levantan sus brazos al aire para disfrutar aún más de cada instante. Pero la vida continúa hacia un bucle de desconcierto que nos hace girar sin saber muy bien hacia dónde vamos. Y de nuevo, nos encontramos subiendo aún más arriba que antes. En ocasiones, el camino pasa por un túnel de completa oscuridad, en el que sólo nuestros sentimientos y nuestra intuición podrán guiarnos. Un viaje diferente para cada uno de nosotros. Tras un frenético viaje de subidas y bajadas, giros, bucles y piruetas, siempre llega el brusco final. Un final que nos regala un sentimiento de alegría, de paz y serenidad. Sé que algún día tendré que abandonar mi vagón, pero hasta ese momento….yo quiero más!! ¿Te subes conmigo?

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