¿Que hay detrás de una decisión irracional?

Todos los días tomamos decenas o incluso cientos de decisiones, la mayoría de ellas de manera casi autómatica. Evaluamos opciones y decidimos lo que consideramos más adecuado en cada momento en cuestión de segundos: «¿Dónde me siento? ¿Qué lápiz elijo para anotar algo?»

A otras decisiones les dedicamos algo más de tiempo… especialmente los más indecisos: «¿Qué quiero comer hoy? ¿Qué camisa me pongo?» En definitiva, son decisiones sin una gran transcendencia en nuestras vidas, a las que dedicamos algunos minutos de análisis y evaluación.

Pero en ocasiones sí nos encontramos con la tesitura de tomar alguna decisión más relevante, ya sea en el ámbito profesional o en el personal. Es el momento entonces de esclarecer, en primer lugar, cuáles son las opciones que estamos manejando, e incluso de usar nuestra creatividad para encontrar nuevas posibles opciones.

Después podremos evaluar los diferentes beneficios e inconvenientes de cada una de ellas, tanto para el momento más inmediato como para un futuro más o menos lejano. Y analizar no sólo estos beneficios e inconvenientes sino la relación que existe entre ellos y entre los distintos escenarios temporales.

Sólo así, tras un ejercicio profundo de reflexión y análisis, podremos elegir la alternativa más adecuada, de manera consciente y responsable, con la que nos sintamos más profundamente comprometidos. Podremos dudar hasta tomar la decisión pero una vez elegida, ESA es “la decisión”. Será el momento de pasar a la acción.

A menudo suelo utilizar esta herramienta para tomar mis propias decisiones. Sin embargo, en contadas ocasiones me ha sorprendido el hecho de que, una vez realizado el análisis, aún observando que la balanza se inclinaba razonablemente hacia una de las opciones, había algo indescriptible (¿intuición?) que me impedía decidirme por ella. ¿Qué es lo que había olvidado anotar entre esos beneficios e inconvenientes?  Posiblemente mis valores, mis principios, algo que va mucho más allá de lo racional y que constituye mi propia esencia.

Pienso que nuestros valores son los únicos que nos pueden hacer tomar decisiones aparentemente irracionales e incluso perjudiciales, de las que nunca nos arrepentiremos.

Si tú también consideras que es importante alinear tu vida y tus decisiones con tus valores, Pon un coach en tu vida.

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