Al leer el artículo de Chema Buceta sobre las malas prácticas en el deporte (http://chemabuceta.blogspot.com.es/2012/07/malas-practicas-mala-imagen-para-todos.html) con el que no puedo estar más de acuerdo, estuve reflexionando acerca de que es precisamente en la turbia franja que abarca desde lo considerado como “práctica excelente” hasta el límite que marca la ley donde podemos entrar en terreno pantanoso. En esta franja, sólo el buen entender de cada uno, su responsabilidad, su conocimiento y su ética personal y profesional será lo que le haga caer a uno u otro lado de la red.
En todas las profesiones podemos encontrar de todo, y esos casos puntuales no deberían generalizarse al resto del colectivo, aunque inevitablemente lo perjudican. Sin embargo, es cierto que en profesiones no reguladas como es la del coaching, esa franja de la que hablaba se vuelve incluso más turbia.
Debemos ser conscientes de que todos los que nos dedicamos a esta bella profesión somos embajadores no sólo de nosotros mismos sino de todos los que la componemos, e incluso diría que somos responsables del prestigio de la misma profesión en sí.
Es de elogiar la labor de algunas organizaciones a la hora de establecer códigos éticos que regulen la práctica del coaching, pero al final, la consciencia y responsabilidad que tanto predicamos debe irremediablemente empezar por nosotros mismos.
Procura caer siempre hacia el lado bueno de la red y…pon un coach en tu vida.