¿Nos comunicamos a través de las redes?

Si me preguntan diría que, por lo general, no. Las redes nos mantienen conectados pero no comunicados.

La verdadera comunicación se cimienta en una buena escucha y las redes, tal como se utilizan, no facilitan la escucha. Nos limitamos a percibir las palabras a costa de perdemos el tono de voz, los gestos y las expresiones. Pero lo que es más importante es que tal como “funcionan” las redes, de un solo vistazo seleccionamos aquellos mensajes que refuerzan nuestra forma de pensar, que sintonizan con nuestras propias ideas, que nos halagan o nos hacen sentir bien, rechazando todo aquello que “no va con nosotros”. Nos limitamos a filtrar sin escuchar.

¿Trasladaremos también este comportamiento a nuestro trabajo? ¿Y a nuestra vida personal?

Pero lo cierto es que las redes nos permiten interaccionar con miles de personas, contactar con diferentes culturas, diferentes formas de ser y de pensar. Las redes nos ofrecen una gran oportunidad para abrirnos a la escucha sin juicios, sin prejuicios ni interpretaciones, a entender qué lleva a una persona a escribir una frase de ánimo o a compartir sus pensamientos, sus alegrías y tristezas con los demás y a ser conscientes de qué sentimos al leerlo.

Si aprendemos a escuchar cada letra y cada espacio en blanco, las redes se convierten en un inmenso mundo de posibilidades.

¿Estás preparado para escuchar?

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