No es habitual tener la ocasión de escuchar a varios chicos (de entre 11 y 14 años), deportistas de diferentes disciplinas, hablando desde su propia experiencia sobre aspectos relacionados con su deporte. Y esto es lo que pudimos presenciar el pasado viernes 22 de mayo en la mesa redonda organizada dentro de las actividades presenciales del Máster en Psicología del Deporte de la UNED.
Moderada por el director del Máster y reconocido psicólogo deportivo, Chema Buceta, la mesa redonda contó con jugadores de tenis (Michel), tenis de mesa (Paula), baloncesto (Jaime) y fútbol (Luis). ¿Cómo ven ellos el deporte? ¿Cómo lo viven?
Los jóvenes deportistas destacaron la importancia del ejemplo y el apoyo de los padres para el inicio y mantenimiento de las actividades deportivas. Además afirmaron que poder compartir momentos con sus padres a través del deporte, creando nexos de unión con ellos, resultaba muy satisfactorio.
Los padres deben ser conscientes de su influencia en la práctica deportiva de sus hijos y cómo sus comportamientos pueden favorecerla o perjudicarla. Podríamos decir que «los padres también juegan», no sólo en la organización familiar, la logística de los desplazamientos o los aspectos económicos, sino también en favorecer que los valores que habitualmente se asocian al deporte realmente tengan el efecto deseado en sus hijos.
Al preguntarles por los mejores momentos que les había proporcionado la práctica de su deporte, los chicos resaltaron situaciones en las que su trabajo y su esfuerzo se había visto recompensado, no tanto por el resultado deportivo en sí sino por la satisfacción personal del trabajo bien hecho. «Si nos hubieran regalado la copa o la medalla no habría sido lo mismo», afirmaron.
El deporte, dijeron, les ha enseñado entre otras cosas a no rendirse, a trabajar para seguir mejorando aunque no siempre se consigan las victorias esperadas, a disfrutar haciendo lo que les gusta, a conocer nuevos amigos, a organizarse mejor, o a responsabilizarse de pequeñas tareas como la preparación de su material.
Resaltaron la importancia de aprender a compaginar adecuadamente deporte y estudios. Los cuatro eran conscientes de la dificultad de llegar a ganarse la vida como deportistas profesionales y dijeron que incluso en el caso de conseguirlo, los estudios siempre les servirían como llave de otras oportunidades. Además comentaron la importancia de tener un equilibrio en sus vidas, dedicando tiempo a los estudios y a otras actividades de ocio diferentes a su deporte de competición.
Todos valoraron muy positivamente las experiencias de torneos o competiciones en otras ciudades, ya que les permitían obtener nuevos aprendizajes relativos a su deporte, así como compartir muy buenos momentos con sus compañeros de equipo. La diversión es un componente esencial de la práctica deportiva.
En esta línea, los aspectos positivos que destacaron de sus entrenadores eran la cercanía, pero a la vez la exigencia. Diversión y seriedad no están reñidas.
Respecto a las situaciones menos gratificantes de la práctica de su deporte los cuatro destacaron el estrés de las competiciones, provocado tanto por las expectativas de los demás como por su propia exigencia personal.
En este sentido, valoraron muy positivamente la posibilidad de contar con la ayuda de un psicólogo deportivo que les enseñara técnicas de control del estrés, el manejo de los pensamientos autolimitantes o el adecuado establecimiento de objetivos, entre otras cosas.
Los deportistas resaltaron la importancia del trabajo psicológico, no sólo para su aplicación en la práctica de su deporte sino también como aprendizaje para otros ámbitos de su vida: «Aunque al principio pueda parecer una pérdida de tiempo porque lo que quieres es entrenar, luego te das cuenta de lo importante que resulta este tipo de trabajo y lo mucho que te ayuda».
Sin duda, hacer preguntas a los jóvenes para que reflexionen sobre sus propias experiencias, sus sentimientos, sus inquietudes o sus objetivos puede darnos muchas pistas para encontrar la manera de acompañarles en su desarrollo como jugadores y como deportistas, haciendo que adquieran todos los valores de los que se enorgullece el deporte. ¿Les escuchamos lo suficiente?