Marta venía de una temporada de baloncesto espectacular. Había sido titular en prácticamente todos los partidos y tanto su entrenador como sus compañeras halagaban su buen juego. El éxito conseguido le había permitido subir de categoría.
Pero esta temporada todo había cambiado. Su nuevo entrenador no parecía estar tan convencido de sus grandes habilidades. En los partidos jugados hasta el momento, nunca la había sacado en el quinteto inicial. En alguno, ni siquiera la había sacado más de cinco minutos. Y en los entrenamientos, Marta sentía que el entrenador le corregía constantemente. Poco a poco su autoconfianza se estaba debilitando. Salía a la cancha con la presión de tener que demostrar, en los pocos minutos de juego, que era merecedora de muchos más. Pero la tensión le hacía cometer errores. Su cabeza le repetía una y otra vez que estaba fallando mucho. Y el miedo al error le bloqueaba.
A muchos jugadores, de la disciplina que sea, les pasa algo parecido en algún momento de su desarrollo deportivo. Pero la pérdida de autoconfianza no se da únicamente entre los deportistas. Cualquiera de nosotros, en nuestro propio ámbito profesional o incluso personal podemos sufrirla.
La autoconfianza es la convicción de que puedes lograr aquello que te propones, basándote en la experiencia, el conocimiento y el dominio de ciertas habilidades.
Cuanta más experiencia tenemos, más confianza sentimos en poder ejecutar con éxito esa labor.
Pero cuando perdemos nuestra autoconfianza, nos hacemos dependientes de los refuerzos o críticas externas, nos volvemos inseguros y nos cuesta tomar decisiones.
¿Qué puedes hacer para fortalecer tu autoconfianza?
Sin duda, el apoyo social es importante. Rodéate de personas que te valoren, que te ayuden a ver las cosas que haces bien.
Define objetivos realistas y trabaja para lograrlos. A medida que los vayas alcanzando, tu autoconfianza aumentará.
Recuerda tus logros y capacidades. No te fijes sólo en lo que no sale como tú quisieras. Pon también atención en lo que sí sale bien.
Aprende a hacer una evaluación objetiva de tu rendimiento. No te dejes llevar por las sensaciones.
Y acepta los errores. Todo el mundo comete errores. Y los errores, o las correcciones que te hagan, no son un fracaso sino una oportunidad de aprendizaje.
Háblate en positivo, cree en tu potencial, y entrena, entrena, entrena.
Si necesitas ayuda para mejorar tu autoconfianza, contáctame y te atenderé encantada en mi despacho de San Sebastián de los Reyes.




