Por qué introducir el coaching en el ámbito educativo

En las últimas décadas se han producido grandes cambios, tanto a nivel tecnológico como económico o social. En el ámbito de la educación, los diferentes agentes que forman el triángulo educativo han evolucionado. Las familias han cambiado, y los alumnos ya no son los de antes. No se comportan igual ni tienen las mismas necesidades. Los profesores ya no pueden ser simples transmisores del conocimiento, sino que deben dar el paso hacia un modelo en el que su papel sea fundamentalmente el de fomentar y gestionar el aprendizaje, acompañando a sus alumnos en su desarrollo personal.

En este sentido, el coaching constituye una herramienta fundamental para el profesorado. Las habilidades propias del coach como son la comunicación directa, la escucha activa, la empatía, o el uso de preguntas que lleven a la reflexión, entre otras, son habilidades que debe desarrollar el profesor del siglo XXI.

No se trata de que el profesor se convierta en coach, ya que su posición de autoridad respecto a sus alumnos no lo haría posible, pero sí que adquiera esas habilidades para utilizarlas en su día a día como formador.

De esta manera, ante cualquier dilema el profesor no tratará de dar la solución “correcta” en base a sus conocimientos y experiencia, sino que ayudará a sus alumnos, a través de preguntas, para que sean ellos los que encuentren su propia respuesta.

Muchas de las nuevas metodologías de aprendizaje que se están implantando en los mejores colegios, como el flipped classroom o el aprendizaje por proyectos, podrían incluso mejorarse aplicándoles la metodología del coaching.

Necesitamos jóvenes que aprendan a pensar y a decidir por sí mismos, no que funcionen como autómatas en base a lo que se les dice que hagan o piensen. A través de las preguntas, los jóvenes aprenden a conocerse mejor, a descubrir diferentes puntos de vista, a flexibilizar su manera de pensar, a buscar diferentes soluciones, a tomar decisiones y a comprometerse con éstas a través de sus propios planes de acción.

De esta manera, los alumnos adquieren mayor autoconocimiento, autoconfianza y responsabilidad.

Por otro lado, el coaching debe servir para mejorar las relaciones entre familias y centros educativos de manera que ambos trabajen juntos, como un equipo, en beneficio del alumno. En muchas ocasiones las familias perciben a los profesores no como aliados sino como enemigos, y viceversa. Las reuniones de tutoría se convierten entonces en reuniones en las que la lucha de poder parece ser el objetivo prioritario, olvidándose por completo que lo verdaderamente importante es el desarrollo y bienestar del alumno.

En esos casos, el profesor con habilidades de coaching puede manejar de manera efectiva este tipo de reuniones. El profesor debe tratar de empatizar con los padres, comprender sus preocupaciones y dificultades, entender los diferentes puntos de vista, analizar las situaciones de manera constructiva, buscar diferentes opciones, involucrar a las familias en las decisiones y establecer planes de acción conjuntos. De esta manera, trabajando profesores y familias como un equipo, el objetivo de estas reuniones será siempre el de la búsqueda de la mejor opción para ayudar al alumno.

El coaching aplicado al ámbito educativo se convierte así en una fantástica herramienta para la mejora educativa.

Ya sea a través del trabajo de un coach externo con los alumnos, las familias o el profesorado en procesos individuales o grupales de coaching, o a través de la formación del profesorado en estas habilidades, el coaching provoca cambios en las personas que les lleva a desarrollar su mejor versión.

La figura del coach dentro del ámbito educativo debe trabajar desde el respeto al resto de profesionales que ya existen en este ámbito, sin tratar de invadir sus competencias sino complementándolas.

Además, en el caso de trabajar con menores que son fácilmente influenciables, debe cuidarse especialmente que el coach trabaje en este ámbito desde la responsabilidad, la seriedad y el rigor que los alumnos merecen. No tienen cabida en este ámbito los sensacionalismos ni las ventas de humo.

Un coaching serio y de calidad favorecerá una educación de calidad.

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